dissabte, de novembre 22, 2008

Crònica negre de Vilamajor



Per veure el contingut heu de desar la imatge i obrir-la amb un editor d'imatges.

Un relieve de la diosa Artemis, hallado en Sant Pere de Vilamajor

En nuestras constantes visitas a las parroquias de la diócesis de Barcelona para la elaboración del Catálogo Monumental de la Archidiócesis nos hemos encontrado con no pocas sorpresas, algunas de ellas muy gratas. Tal es el caso del descubrimiento de un relieve de la diosa Artemis en una masía del pueblo vallesano de Sant Pere de Vilamajor. El origen de tal hallazgo se debe especialmente a Mn. Josep Poch y a los señores Pujol, de Can Canal de Vilamajor. El día 25 de julio de 1986 Mn. Poch me entregó en el obispado una fotografía del mencionado relieve. Mi sorpresa fue mayúscula. Sin pestañear le dije que se trataba de la diosa de la fecundidad, ‘Artemis” para los griegos y ‘Diana” para los romanos. “Es aquella diosa —le dije—que San Pablo nos habla en sus viajes y a la que daban culto en Efeso ya en el siglo IV antes de Cristo.”

El mismo día, el servicio de catalogación del Archivo Diocesano de Barcelona consultó inventarios y libros especializados de arte íbero-romano y visitamos el Museo de Arqueología de Barcelona. De este modo empezó un itinerario a través de los museos europeos que duró más de 5 meses. Ya desde el principio tuvimos la impresión de encontrarnos ante una pieza de singularisimo interés artístico, así como de que era muy difícil hallar otra escultura similar gracias a la cual pudiéramos deducir conclusiones. La Nena de Vilamajor” —a la cual bautizamos, con un bautismo laico por supuesto— era un enigma.

Es un bloque de piedra arenisca de color grisáceo, cuyas dimensiones son 57x22 x 18cm. El relieve mide 57x22x 1,5cm. En la parte posterior la piedra está sin pulimentar y conserva los cortes de cantero. Como hemos indicado, representa a la diosa Artemis, pero de un modo muy rústico aunque con gran belleza y alta expresividad. Sus manos están a la altura de la cara y en eso difiere de otras representaciones de la misma diosa en las que las manos se hallan extendidas a la altura de la cintura. La cabeza se encuentra un poco elevada, y alrededor de ella hay dos trenzas en forma de diadema, muy típica en el arte íbero-romano En el cuello se aprecian dos collares: el mayor tiene siete adornos (en forma de perlas) y el menor ocho. Similares adornos o brazaletes aparecen en ambas muñecas. El cuerpo está claramente dividido por un conjunto de pechos y unas raíces o ramajes. En el primer sector hay dos pechos prominentes y cuatro hileras de pechos mucho más pequeños: las dos primeras tienen ocho cada una, la tercera siete y la cuarta seis. El ramaje es poco simétrico y en la parte inferior se observan unos pies ladeados.

Si comparamos, por ejemplo, esta escultura con la Artemis de los museos capitolinos de Roma, se aprecian unas coincidencias comunes entre ambas en los elementos fundamentales, aunque hay muchísima más perfección en el acabado de la escultura romana. Esta es policromada; en la diosa de Vilamajor no aparecen indicios de que lo fuera, a pesar de que tiene una capa blanquecina que se observa a través del cuerpo, ya que nos consta que estaba pudorosamente encalada en un muro de la mencionada masía.

Las características estilísticas de esta pieza nos recuerdan las de los relieves hallados en Osuna y que se custodian en el Museo Arqueológico de Madrid, o sea, de la época íbero-romana de los siglos II o I antes de Cristo. Pero debemos afirmar que aún es prematura su datación, puesto que se halla en examen de los más eminentes especialistas De la cultura romana tiene los mismos denominadores comunes que se aprecian en las obras realizadas en las provincias dominadas por la Roma antigua, quien a pesar de haber copiado en un principio los ideales helénicos, las dotó de forma y contenido propios. Con la expansión del Imperio se extendió su concepción religiosa y artística, pero en nuestro país tendría que convivir con una arraigada cultura ibérica. De este modo una diosa de origen griego llega a nuestras tierras totalmente transformada al gusto romano, y aquí se la representa según los sentimientos religiosos de la cultura ibérica para servir a sus ritos y costumbres locales. Sus ornatos, formas primitivas y esquemáticas, sus rasgos geométricos y la tosquedad técnica de su realización no hacen más que manifestar sus orígenes ibéricos.

Como en otros lugares de nuestro país, esta pieza escultórica, concebida exclusivamente para el servicio de una idea religiosa, podría hallarse ubicada en un pequeño santuario motivo de culto local por parte de un reducido núcleo de población.



La diosa Artemis o Diana fue muy honrada en todo el mundo grecorromano y especialmente en Efeso, donde tenía un gran santuario, considerado como una de las siete maravillas del mundo. Los efesios, que le atribuían la fundación de su ciudad, habían obtenido para su templo el derecho de asilo y celebraban sus fiestas en el mes de “Artemisión” (abril-mayo). Acudían peregrinos de toda el Asia Menor, a quienes se vendían pequeñas capillitas con la estatua de Artemis. Esto es lo que dio ocasión a la revuelta que nos narran los Hechos de los Apóstoles (Act. 19, 24—35), temerosos los artífices de que San Pablo, con su predicación de Cristo, les estropean su negocio.
La imagen de la diosa era cilíndrica y, según algunos, estaba esculpida en un aerolito; todo en ella simbolizaba la fecundidad; el gran número de pechos que tenía, así como las flores y ramas que decoraban su vestido de cintura para abajo.

Aunque inicialmente parece haber sido sólo una diosa madre, patrona de la fecundidad y protectora de los pastos, los griegos la convirtieron en diosa virgen, hermana gemela de Apolo, con quien va siempre unida, e hija de Zeus y Leto, y la consideraban patrona de las niñas y jóvenes. A pesar de ello guardó siempre sus atributos como diosa de la fecundidad.

La mitología nos la presenta como una diosa cruel y benéfica a la vez. Parece provenir de la fusión de varias diosas primitivas de diverso origen, por obra del sincretismo reinante. En algunos -lugares se le tributaba un culto cruel: la flagelación de niños, posiblemente como sustitutivo del sacrificio cruento de los mismos. Sin embargo, al extenderse su veneración a todas las provincias romanas prevalece el carácter de diosa protectora de la fecundidad y de las buenas cosechas. De ahí el arraigo de su culto en la sociedad agrícola que pervivió hasta el siglo Vil después de Cristo.

Las iglesias de las Galias, España e Irlanda arremeten contra esos ritos en los cánones de no pocos concilio provinciales. Es —afirman los obispos— un crimen nefando simultanear el culto al Dios único y verdadero con la veneración al ídolo de Artemis.

No es extraño encontrar indicios de culto a esa divinidad en nuestras tierras. En la zona del Vallés hay innumerables poblados íbero-romanos y muy especialmente cerca de Sant Pere de Vilamajor, concretamente en Llinars. Las villas romanas se extendieron en una amplia zona de aquellos valles. Muy significativos son también los restos arqueológicos de la Alta Edad Media en aquella zona. Precisamente en Santa María de Llerona se custodia en su iglesia una extraña pieza romana que bien podría ser una parte del cuerpo de la diosa Artemis.

En cuanto al pueblo de Vilamajor, “es muy probable que date de la época romana”, según la erudita historiadora Mercé Aventin i Puig en un reciente artículo publicado en “La Vanguardia” (7-XII-l986). En la misma fachada del templo parroquial hay una lápida sepulcral de un presbítero llamado Orila, del año 872. Al lado de la iglesia se levanta majestuosa una torre —convertida en campanario— del antiguo “palau comtal” del no menos remoto período románico.

La masía de Can Canal —en donde se halla tan notable pieza— viene mencionada ya en el año 1209 en los pergaminos de la parroquia de Sant Pere de Vilamajor, los cuales esperamos poder publicar en breve gracias al estudio de tales documentos transcritos por la mencionada historiadora señora Aventín. Todos esos indicios nos avalan la suposición de que nuestra Nena de Sant Pere de Vilamajor” es muy antigua.

Hemos asaeteado a preguntas a los propietarios de Can Canal. La “Nena” tiene también su añeja historia y tradición. Antes de la remodelación de la Masía (a. 1984), estaba colocada horizontalmente debajo del arco de la escalera principal. De padres a hijos se decía — como si fuera un secreto arcano familiar que “aquella pedra no es podía tocar, car el dia que es tragués del loc que ocupava, segur que cauria tota la casa”. El muro, que era de tierra amasada, se derrumbo y con él cayó la piedra. Pero el maleficio no llegó a cumplirse. Los habitantes de la masía consideraban aquella “imatge” como si fuera una santa. A su lado tenía siempre una pequeña pila de agua bendita con la cual se persignaban siempre que pasaban delante de ella.

La escultura de la Artemis hallada en Sant Pere de Vilamajor, será expuesta todos los domingos de enero y febrero, desde las 11 de la mañana a las 2 de la tarde, en una sala parroquial situada junto a la iglesia de la localidad.


JOSEP M. MARTI BONET
Director de/Archivo Diocesano de Barceiona
Fotos: PERE JORDI FIGUEROLA

DOMINGO 18 ENERO 1987
LA VANGUARDIA

dissabte, de novembre 01, 2008

El veïnat de Canyes II

5.3 Les masies del veïnat de Canyes

Al veïnat s’hi troben un total de 16 masies que hem dividit en dos grup diferenciats: les situades a la muntanya i les situades a la plana. La divisió s’ha fet per aglutinar les masies que per les seves característiques històriques i arquitectòniques responen a paràmetres comuns. Així a la part més muntanyenca trobem les masies de Les Planes del Cortès, El Cortès, Can Planell, Can Surell i Can Nadal. Mentre, que a la plana tenim Can Gras d’Avall, Can Gras d’Amunt, Can Panxa, Can Vidal, Can Pujades, Can Cortina, Can Mongol, Can Parera de Canyes, El Corral d’en Parera, Can Patirem i Can Pau Filbà .

De cada masia hem realitzat una fitxa que ens mostra les seves principals característiques, basant-nos en tota l’explicació que pàgines enrera hem donat.

1.- Les masies de la plana

La riera de Vilamajor, al llarg dels darrers milers d’anys, ha anat dipositant sediments transportats des de dalt de les muntanyes, creant una zona al•luvial molt rica en nutrients que, juntament amb la disponibilitat d’aigua, fa de la plana un lloc molt fèrtil.

Aquestes característiques han estat determinants per l’assentament humà al llarg dels segles. Sabem que els romans s’instal•laren a la plana i des d’aleshores aquest espai mai ha estat abandonat, exceptuant períodes molt concrets. Un d’aquests fou l’època de l’esmentada invasió dels sarraïns, que provocà la fugida massiva dels habitants de la plana cap a zones més segures: les parts més altes de les nostres muntanyes.

Un cop foren expulsats els sarraïns, els comtes de Barcelona iniciaren un procés de repoblació. Els primers nouvinguts escolliren els millors llocs on poder edificar la seva llar i poder dur a terme les activitats econòmiques destinades a la seva supervivència. Resulta lògic pensar que els primers llocs on s’instal•laren foren els que estaven a la riba de la riera ( més fertilitat del sòl i millor accessibilitat a l’aigua). Per aquesta raó, les masies més antigues del nostre municipi es troben a la vora de la riera.

Posteriorment, un cop ocupats els llocs preferents, els nouvinguts hagueren d’instal•lar-se en indrets cada cop més allunyats de la riera, i alhora menys productius per manca de terra al•luvial. L’arribada de les epidèmies, que foren especialment dures a la plana –per la facilitat de les comunicacions- va provocar una enorme mortaldat i un progressiu abandonament de les masies i terres. No podem, però, deixar de banda els efectes del terrible terratrèmol que assolà la comarca entre el dia 24 i 25 de Maig de l’any 1448 i que molt probablement, va destruir moltes masies i edificis (entre ells l’església de Sant Pere de Vilamajor).

No fou fins el segle XVI, un cop finalitzades les epidèmies, que la plana no es va tornar a poblar. Crec que el procés va ser molt semblant al, que ja s’havia donat cinc segles abans. Els senyors de la terra cercaren nous pagesos que reconstruïren els nous masos o en construïen de nous.

Durant el segle XVIII la demografia catalana augmentà considerablement, gràcies en part, a la reducció del preu del blat que comportà una millor alimentació, a les innovacions tècniques, a l’especialització,etc. Fou el bressol de la industrialització que en els anys següents arrelà profundament al nostre país.

El món agrari també va patir una revolució amb la implantació de la vinya. La seva extensió va créixer molt arrabassant terreny als conreus cerealístics o, fins i tot, a les vessants de les muntanyes. Es van signar una nova modalitat de contractes, els anomenats de rabassa morta o dit d’altre manera: permetia l’usdefruit de la terra durant el temps que vivia el cep (uns 50 anys).

Potser el més important de l’especialització agrícola fou que la producció no es dirigia tant a l’autocunsum sinó a un mercat molt més ampli (inclòs l’internacional) .
La conclusió és que durant el segle XVIII hi hagué un augment de la població a Vilamajor dedicada a la producció de la vinya i, aquest increment va comportar la construcció de nous habitatges, com, per exemple Can Pau Filbà, l’origen del qual respon a una família (els Filbà) que s’instal•laren al municipi a finals del segle XVIII.

2.- Les masies muntanyenques


Aquestes masies estan situades en una gran espatllera d’erosió que s’estén des de Les Planes fins més enllà de Can Nadal, fruit de l’erosió, transport i posterior dipositació dels sediments creant una franja, d’uns 100 metres d’amplitud, formada per un horitzó (sòl) ric en nutrients d’escassament un pam de gruix, suficient per permetre el conreu dels aliments necessaris per la subsistència de la llar; això sí, complementada amb la ramaderia.

Però, potser, l’aspecte que més comparteixen les masies muntanyenques és un passat comú. Com ja he dit l’arribada dels sarraïns a casa nostra va comportar una fugida generalitzada dels antics moradors de les successores de les villae romanes cap a zones més segures. Una part marxà cap a les valls dels Pirineus, però d’altres, una minoria, es dirigien cap a les part més altes de les nostres muntanyes.

La primera referència documental sobre l’existència de l’ocupació de la part muntanyenca del veïnat, data del segle IX (vegeu la fitxa de Can Nadal ) amb la seva cessió al bisbe de Barcelona, Frodoi. És de lògica pensar que el comte no donaria, com a premi pels serveis prestats, un terreny erm i sense ocupació humana i en conseqüència, sense possibilitat de percebre rendes econòmiques. Per tant, juntament amb la demostrada existència de Can Nadal, molt probablement hi hagué altres assentaments humans, molt possiblement, donades les característiques orogràfiques, en els mateixos llocs on es situen actualment les altres masies muntanyenques.

Cap a mitjans del segle XII, el comte de Barcelona Ramon Berenguer IV, donà a la família Copons els drets dominicals sobre una part de Sant Pere de Vilamajor. Al segle XVII, dita família era titular dels drets sobre Can Surell, Can Planell, Can Nadal i El Cortès. És probable que dites masies existissin ja en època de Ramon Berenguer IV tot i que, possiblement tenien un altre nom.

El segle XIV fou especialment dur a les nostres contrades degut a les epidèmies de pesta que, una darrera l’altre, juntament amb condicions climatològiques adverses i guerres constants, anaren minvant considerablement la població. Aquells que aconseguien sobreviure prenien la decisió de marxar cap a zones més segures (les ciutats i les planes) abandonant les masies (masos rònecs).

Quan el segle XVI , coincidint amb la desaparició de les epidèmies, hi hagué una revifalla econòmica, aquesta portà a una nova ocupació del camp. Primer a la plana i posteriorment a la muntanya. Els nous propietaris, segurament, reconstruïren els masos rònecs i els hi donaren un nou nom. Per aquesta raó, la majoria de les masies són, arquitectònicament, refetes o remodelades durant el segle XVI, també potser per aquesta raó, no es troba documentació anterior aquest segle. Totes les masies muntanyenques ja són documentades en el fogatge de l’any 1515 a excepció de Les Planes del Cortès.

Informació extreta de la colecció Quaderns de Vilamjor. Nº 2 Les masies. El veïnat de Canyes. de Ferran Sarrià.
L'edició està a punt d'esgotar-se. Per adquirir un llibre dirigiu-vos a l'Ajuntament.

Vilamajor, Sant Pere, Sant Antoni, la Força....Joan Coromines

Joan Coromines i Vigneaux (Barcelona 1905 - Pineda de Mar, Maresme 1997), fou un lingüista català, autor del "Diccionari etimològic i complementari de la llengua catalana" i de l'"Onomasticon Cataloniae".
Per realitzar el seu treball va recórrer tot Catalunya fent un munt d’entrevistes a la cerca de dades etimològiques.
Tot seguit trobareu un esbós de la seva experiència a Vilamajor:

Subjectes:

1r. Ferroviari castellà prop de l'estació.

–Quin poble hi ha darrera d'aquella
carena?
–Vilamajor
–N'hi ha cap més?
–No en sé cap altre.

2n. Caçador jove del país en començar
la carena.

–Quin poble hi ha cap allí?
–Vilamajor.
–I més amunt?
–Sant Pere.
–De què?
–Sant Pere de Vilamajor.
–Aquell també és Vilamajor, doncs?
–Sí perquè aquest d'aquí és Sant
Antoni.
–I la Força on és?
–És el mateix que Sant Pere.

3r. Dona sola que collia bolets.
Respostes semblants.

4t. Nen que collia bolets prop del turó
de Can Ram i la seva mare (que intervé
després). Tots dos viuen a Sant Pere.

–Quin poble hi ha cap allí?
–Vilanova.
–Vilanova?
–(La mare). Sí allí hi ha Vilanova.
–I més amunt?
–Més amunt Sant Pere. Sant Pere de
Vilamajor.
–Nosaltres ens pensàvem que
Vilamajor era el de cap aquí.
–Si, aquest és Vilamajor però nosaltres
també en diem Vilanova. Ara que el
nom veritable és Sant Antoni de
Vilamajor.
–I la Força?
–És el mateix que Sant Pere, i moltes
vegades en diem la Força.

5è. L'home de can Blau
Mateixes respostes que els anteriors,
però recalcant que quan parlen entre
ells, de l'un en diuen Vilanova i de
l'altre la Força, però els noms
‘veritables’ són Sant Pere de Vilamajor
i Sant Antoni de Vilamajor.

–I quan dieu Vilamajor tot sol, quin
voleu dir?
–Volem dir Sant Antoni.
(...)

10è Dos homes que hi havia a
l'entrada de Vilamajor.

–Quin poble és aquest?
–Sant Antoni de Vilamajor.
–I aquell?
–Sant Pere.
–I la Força?
–És aquell; és com ho deien els vells i
ara diuen que serà el nom oficial,
perquè la República ho ha canviat.

11è Un home ben vestit que trobem a
dins de Vilamajor.

–Quin poble és aquell?
–Sant Antoni de Vilamajor.
–I l'altre?
–Sant Pere.
–I quan diuen Vilamajor tot sol, quin
volen dir?
–(Sense entendre la pregunta o no
volent contestar-la). A vegades les
cartes posen Vilamajor sense dir quin, i
aleshores, com que tots ens coneixem,
el carter ja sap, pel nom del destinatari,
si ha d'anar a Sant Antoni o a Sant
Pere

El castell de Vilamajor

Castell de Vilamajor

En un petit promuntori -conegut com el turó de la torreta- del poble de Vilamajor la casa comtal de Barcelona hi edificà un petit castell. En època dels comtes bessons Ramon Berenguer II i Berenguer Ramon II ja estava en un estat molt lamentable i se'n demanava una reconstrucció.

La Torre Negra


El castell de base triangular tenia una torre de base circular "La Torre Negra"" feta a base de pedres de riu fosques -d'aquí el seu nom-. D'aquesta torre, actualment, només en queda el topònim i la seva base.

Palau Comtal de Vilamajor


Fou al segle XI quan el casal de Barcelona impulsà l'edificació d'un Palau Comtal a Vilamajor. La màxima època d'explendor fou amb el comte Ramon Berenguer IV i la seva esposa Peronella d'Aragó. Ambdós -especialment la reina-, passaven llargues estades al palau, que tenia una funció de casa d'estiu i hospedatge (es trobava enmig de Barcelona i Girona) que no pas defensiva. Encara es conserven els albarans de les despeses de la familia reial a Palau. L'any 1157, l'infant Ramon -posteriorment conegut com al rei Alfons el Cast I de Catalunya i II d'Aragó- nasqué al palau i hi passà la major part de la seva infantesa.

El Palau estava compost per un recinte sobirà on hi havia el palau i el recinte jussà on hi havia el poble de Vilamajor.



La Torre Roja

La torre d'homenatge del palau "La Torre Roja", de base quadrada de 5x5metres i 25 metres d'alçada. Els murs de la torre fan 1'6m de gruix i actualment és el campanar de l'Església parroquial de Sant Pere de Vilamajor. El segle XVIII s'engrandiren dos finestrals de l'última planta per encabir-hi les grans campanes. La torre fou restaurada el 1929.

La muralla sobirana

Envolta el que eren el pati d'armes (on ara hi ha l'església de Sant Pere de Vilamajor), l'antiga església romànica, les dependències del castell, la ferreria...

La muralla jussana


Envolta La Força de Vilamajor, el poble, i és envoltada pels fossats.

Torres de defensa


A més de la Torre Roja i de la Torre Negra, hi havia altres torres de defensa a les entrades del recinte. La única que es conserva és can Vila, a l'entrada del carrer de les Brugueres. Es creu que n'hi havia una altra a l'entrada del carrer Ripoll on hi havia can Ferrer Guineu.


Can Vila: Torre de defensa a l'entrada de Brugueres del palau comtal de Vilamajor

Fossars


Muralla nord de La Força de Vilamajor

Seguint les muralles hi havien tres fossars:

• El fossar sud (avui dessecat) que seguia l'actual carrer de la Dàlia.
• El fossar nord (avui dessecat) que seguia la muralla nord seguint el torrent del Ripoll
• El fossar est era la pròpia riera de Vilamajor.

Terratrèmol del 1448


Tot i que ja estava mig abandonat, el cop de gràcia del palau -així com de tot el nucli de La Força de Vilamajor- fou el terratrèmol de Catalunya de 1448 que destruí el castell (poc en quedava), el palau (considerablement) i moltes de les cases i masies de La Força i del terme de Vilamajor. Les runes del castell serviren per a la reconstrucció del poble i de les masies del voltant fins que una ordre del Govern prohibia l'ús de les runes del castell si no era per a reconstruir la nova església de Sant Pere de Vilamajor.

Informació extreta de Wikipèdia